El especialista británico en la promoción de la inclusión y la equidad en la educación, Mel Ainscow, regresó a nuestro país y brindó la conferencia “Desarrollando sistemas educativos inclusivos”. El experto hizo énfasis en la importancia del trabajo mancomunado y afirmó que la mejora de la calidad educativa depende de la inclusión.
Mel Ainscow es profesor emérito de la Universidad de Manchester, profesor de Educación de la Universidad de Glasgow, y profesor adjunto en la Universidad Tecnológica de Queensland. Además de ser un consultor de larga trayectoria para la UNESCO, es reconocido internacionalmente como una autoridad en la promoción de la inclusión y la equidad en la educación. Su libro “Un Giro Inclusivo a la Equidad” fue publicado en español por la editorial NARCEA.
También ha participado en proyectos de investigación colaborativos con redes de centros educativos de Australia, Chile, Uruguay y países europeos.
La conferencia fue dictada en el Centro de Formación Permanente de la Dirección General de Educación Inicial y Primaria (DGEIP), gracias al apoyo de la Oficina de UNESCO en Montevideo.
En esta oportunidad, el presidente de la ANEP, Pablo Caggiani, destacó el aporte del especialista y valoró: “Este es un tema muy duro que requiere mucha política, mucha formación, pero también evidenciar su dureza”.
“Para nosotros la inclusión es muy importante y es parte de las cuestiones más duras de la política educativa. Uruguay tiene un sistema educativo fantástico, que tiene dificultades importantes en algunas áreas y una de ellas es esta. Hay un proceso de inclusión y de cambio de la matrícula de la educación especial y hay un conjunto de acciones que van en la lógica de construir inclusión, pero todavía hay unas formas de construir las instituciones educativas, de una cultura institucional, de una ficción teórica de que todos los estudiantes son iguales, que resulta en un conjunto de barreras que son muy limitantes para los gurises”, sostuvo.
Por su parte, Antonio Romano, director ejecutivo de Políticas Educativas de ANEP, señaló que la visita del académico: “Nos invita a reflexionar acerca de las políticas educativas que se desarrollan en la actualidad, que tienen una larga duración, ya que no comenzaron con esta Administración ni con la anterior”.
Romano dio cuenta de cómo a partir del siglo XIX, “un discurso científico reguló y se impuso por encima del lenguaje pedagógico, volviendo a la ‘anormalidad’ una patología y no un desafío pedagógico que el docente debía enfrentar en el aula”.
“Es preciso revisar el modo en que se fueron construyendo estos discursos, porque se han afincado en prácticas institucionales, en una organización y en una distribución de responsabilidades que hace que ciertos niños no puedan ser educados en una escuela común a menos que se demuestre lo contrario. Esto es producto de un momento histórico, de maneras de interpretar cómo los desafíos del aula se planteaban y que sería hora que los empecemos a revisar”, concluyó.
La experta en Educación de la UNESCO, Zelmira May, indicó: “La diversidad es una riqueza, debe ser como entendemos el mundo. Mel ha inspirado mucho lo que la UNESCO hace, piensa y escribe sobre el tema”.
Esfuerzo colectivo
Ainscow inició su exposición expresando: “Quiero estimularlos a pensar en los retos del sistema educativo de Uruguay. Conozco muy poco de lo que ocurre aquí, así que no vengo a decirles qué es lo que tienen que hacer. Vengo a contarles qué está pasando en otras partes del mundo”.
El especialista indicó que en la actualidad, 270 millones de niños en el mundo no reciben educación formal. “La cifra es impresionante. No hay escuelas, no hay maestros”, señaló.
“Si creamos escuelas con una orientación inclusiva, esto beneficiará a todos los niños. Se trata de la forma más efectiva para combatir actitudes discriminatorias, creando comunidades que acogen a sus miembros, construyendo una sociedad incluyente y logrando una educación para todos”, destacó.
Ainscow argumentó que la inclusión no puede ser considerada como una agenda aparte, sino que es la manera de mejorar la calidad de la educación para todos. “No es fácil, no se puede cambiar en días, semanas o años, lleva tiempo, pero ese es el camino. Estamos hablando de una agenda transformadora”, manifestó.
En este sentido, subrayó que para cambiar y mejorar la calidad de la educación en los sistemas educativos, es necesario contar con esfuerzo y voluntad colectiva. “Hace falta personas que trabajen juntas”.
Asimismo, afirmó que para avanzar en esta dirección, es necesario redoblar la inversión y el apoyo a los educadores.
Derribar barreras
“El cambio educativo es simple, pero es complejo socialmente. Se trata de identificar y eliminar barreras. Las barreras son un concepto clave. Barreras en el contexto, acerca de las que podemos hacer algo. Por ejemplo, la currícula es una barrera si no se planifica con todos los niños en mente; las formas de evaluación también; o los métodos de los maestros si no sabemos planificar una clase o motivar la participación de todos los niños. Las barreras de la mente son más difíciles de identificar. Si no creemos que es posible tener una clase inclusiva, seguramente no lo logremos”, explicó.
De este modo, planteó que centrar las barreras en los propios niños o en sus familias se retrotrae a una visión anquilosada. “¿Qué tiene este niño? ¡Arreglémoslo! Y si no lo podemos arreglar que se vaya a otro lado. Eso tiene que ver con la mentalidad antigua, se trata del pasado, pero está muy incrustado en el sistema”.
“El nirvana de la inclusión es el logro, es aprender, por eso la inclusión no remite a una agenda diferente, ya que implica la mejora de los centros educativos”, reflexionó.
El encuentro también contó con la participación de Mercedes Viola, directora de 4D Lab, organización dedicada a promover culturas de comunicación, inclusión y regeneración. Con más de 25 años de experiencia en educación inclusiva, es fundadora de ProEdu Educación Inclusiva de Calidad, ha coordinado el Grupo de Trabajo sobre Educación Inclusiva y es integrante de la Red Regional por la Educación Inclusiva.